Se define el Traumatismo Craneoencefálico (TCE) como la alteración en la función cerebral, u otra evidencia de patología cerebral, causada por una fuerza externa (Menon et al. 2010)
Epidemiología
Entre las diversas entidades tratadas por los neurocirujanos y los médicos de urgencias, la más frecuentemente asociada con mortalidad en el período agudo es el traumatismo craneoencefálico, afecta principalmente a la población de 15 a 45 años.
Las causas más frecuentes son:
Accidentes de tráfico: alrededor del 75%.
Caídas: alrededor del 20%.
Lesiones deportivas: alrededor del 5%.
Varones: tres veces más frecuente que en mujeres.
Edad: mayor frecuencia entre los 15 y los 29 años.
Atropellos y caídas, más frecuentes en los niños y en los mayores de 65 años.
Los accidentes de moto se centran fundamentalmente en los jóvenes menores de 25 años. El casco reduce el riesgo de mortalidad, aunque se precisan estudios para determinar los efectos de diferentes tipos de casco (Liu y col., 2004; Liu y col., 2008).
Clasificación
De acuerdo a la severidad, según la escala de coma de Glasgow (GCS):
Traumatismo craneoencefalico Leve
Traumatismo craneoencefalico Moderado
Traumatismo craneoencefalico Grave
También puede clasificarse en Abierto o Cerrado según haya o no rotura ósea.
Fisiopatología
El impacto mecánico sobre las estructuras encefálicas provoca la lesión del tejido nervioso mediante dos mecanismos básicos, complejos y estrechamente interrelacionados:
Lesión primaria
Es responsable de todas las lesiones nerviosas y vasculares que aparecen inmediatamente después de la agresión mecánica. El modelo de impacto puede ser de dos tipos: estático, cuyo ejemplo más característico podría ser la clásica pedrada, o dinámico, cuyo paradigma es el accidente de tráfico.
En el modelo de impacto estático, la importancia viene dada por la magnitud de la energía cinética aplicada por el agente externo al cráneo o bien de éste mismo cuando colisiona con otra estructura.
Siendo la energía cinética proporcional a la masa y al cuadrado de la velocidad, serán estos últimos los determinantes de la intensidad de las lesiones resultantes. En general este tipo de impacto es responsable de fracturas de cráneo y hematomas extradurales y subdurales.
En la práctica clínica, sin embargo, el modelo de impacto más frecuente y de mayor trascendencia es el dinámico. En este modelo, el movimiento generado por el impacto es de dos tipos: De tensión, que provoca elongación y de tensión corte , que conlleva una distorsión angular. En el modelo dinámico, además de la energía absorbida por el cuero cabelludo y el cráneo, que sufre deformación y/o fracturas, el impacto origina dos efectos mecánicos sobre el cerebro:
1) movimiento de traslación que causa el desplazamiento de la masa encefálica respecto al cráneo y otras estructuras endocraneales como la duramadre e induce, además, cambios en la presión intracraneal (PIC).
2) un movimiento de rotación, en el que el cerebro se retarda con relación al cráneo, creándose fuerzas de inercia sobre las conexiones del cerebro con el cráneo y la duramadre (venas de anclaje) y sobre el propio tejido cerebral. Las lesiones anatómicas que resultan de este tipo de impacto son la degeneración axonal difusa, paradigma y sustrato fundamental del coma postraumático, las contusiones, laceraciones y hematomas intracerebrales.
Síntomas que pueden aparecen después de un traumatismo craneoencefálico leve e incluidos en el síndrome posconmocional.
Somáticos
Cefalea: tensional, migraña, en racimos, neuralgias occipital, supra e infraorbitarias, secundaria a lesión cervical o de la articulación temporomandibular, debida a lesiones locales y mixta
Disfunción de los pares craneales
Mareo y vértigo
Tinnitus
Pérdida de audición
Visión borrosa
Diplopía
Trastornos en la convergencia
Intolerancia al ruido y a las luces brillantes
Disminución del olfato y gusto
Fatiga
Náuseas
Vómitos
Psicológicos
Irritabilidad e impaciencia
Inseguridad
Ansiedad y depresión
Preocupaciones hipocondríacas
Despersonalización y desrealización
Cambios de la personalidad: apatía, agresividad, labilidad emocional, etc.
Trastornos del sueño (somnolencia en la fase inicial)
Disminución de la libido
Anorexia
Intolerancia al consumo de alcohol
Cognitivos
Trastornos de la memoria
Déficit atencionales
Aumento del tiempo de reacción
Disminución de la velocidad de procesar la información
Incoordinación psicomotriz
Fuente: www.neurocirugia.com