Cuando el silencio no existe


El tinnitus y otras formas extrañas de ruidos en los oídos atormentan a una buena parte de la población, pero las causas y las soluciones aún están por llegar.

Por si no tuvieran bastante con batallar contra alienígenas hostiles de toda calaña, el capitán Kirk y el señor Spock tenían otro insidioso enemigo invisible: el tinnitus.


En 1966 aún no existía nada remotamente parecido a los efectos digitales; lo que estallaba, estallaba de verdad.

Durante el rodaje de Arena, el episodio que hacía el número 18 de la primera temporada de Star Trek, los actores William Shatner y Leonard Nimoy se situaron demasiado cerca de la fuente de una explosión mal calculada.

El estruendo les dejó secuelas a ambos en forma de acúfenos permanentes: Shatner en el oído izquierdo, Nimoy en el derecho.

Hace unos años, Shatner reconoció que llegó a pensar en el suicidio por el sufrimiento que le ocasionaba el constante zumbido:

Había días en que no sabía cómo podría sobrevivir a la agonía", declaraba el actor en la página web de la Asociación Estadounidense de Tinnitus.

Otros han sucumbido: en 1994, un estudio de un Hospital británico documentó un total de 28 suicidios provocados por el tinnitus, a los que habría que sumar al menos otros cuatro casos más recientes.

Tal vez el último hasta la fecha sea el de un capitán de barco de Gales, que el pasado diciembre se lanzó al vacío desde lo alto de una cantera porque no soportaba más el ruido en sus oídos.

El tinnitus es una indeseable compañía para un porcentaje de población que suele situarse entre el 10% y el 15%. Sin embargo, un nuevo análisis de prevalencia que ha seleccionado cientos de trabajos previos y que se publicará en julio en la revista Hearing Research amplía esta franja a entre un 5% y un 42%.

La lista de personajes famosos afectados por esta tortura auditiva incluye a Michelangelo Buonarroti, Martín Lutero, Vincent van Gogh, Charles Darwin, Ludwig van Beethoven o Francisco de Goya.

Algunos de ellos lo padecían como efecto asociado a la sordera, un patrón muy frecuente. 

Mis oídos silban y zumban continuamente, día y noche... esta condición es realmente espantosa", escribió Beethoven en 1801.
En muchos casos, el tinnitus aparece como consecuencia de la exposición a intencidad elevada de ruidos, motivo por el cual una larga lista de estrellas de la música lo padecen, desde Schumann o Smetana a los dos fundadores de Metallica, Lars Ulrich y James Hetfield, pasando por Barbra Streisand o Liza Minnelli.

Sin embargo, ahí no acaban las formas ni las causas de los acúfenos

Los expertos recalcan que el tinnitus no es una enfermedad, sino un síntoma, es decir, la descripción subjetiva de un estado. Pero bajo este paraguas no sólo se engloban grados de severidad muy dispares, desde quienes pueden convivir con ello hasta quienes no son capaces ni de conciliar el sueño, sino también manifestaciones muy diversas: el tinnitus puede sentirse en un oído o en los dos, o dentro de la cabeza; puede ser consecuencia de diferentes enfermedades, de un traumatismo, del uso de ciertos medicamentos tóxicos para el oído, o de nada de lo anterior.

Puede ser un pitido, un zumbido, un ronroneo, un siseo, un campanilleo o incluso asemejarse a voces o a música; puede ser constante o pulsante. Afecta más a los hombres y sobre todo a edades más avanzadas, pero no exclusivamente.

Lo único común a todos los casos es el malestar insufrible que aqueja a muchos de quienes lo padecen. Y que aún no hay una cura eficaz ni un tratamiento sintomático general; las terapias hoy disponibles son psicológicas, aunque en algunos casos es posible enmascarar el sonido fantasma con otros reales.

En el fondo yace el problema de que el tinnitus aún es una condición de origen oscuro. Aunque según el jefe del Departamento de Radiología de la Universidad Estatal de Michigan (EEUU), Suresh Mukherji, esto está cambiando gracias al foco actual en el estudio de las bases neurales.

Las técnicas de neuroimagen han tenido un impacto sustancial en la gestión del tinnitus", dice Mukherji. "Hoy, muchas de sus causas pueden diagnosticarse y tratarse con éxito".

Entre estas posibles causas se encuentra una hipótesis hoy extendida: dado que los pacientes suelen padecer también pérdida auditiva, los acúfenos podrían deberse al esfuerzo de ciertas neuronas auditivas por compensar el defecto con un sobreesfuerzo que crea sonidos donde no los hay.

Para la jefa de la División de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello de la Universidad del Sur de Illinois (EEUU), Carol Bauer, esta explicación "es plausible y hay un creciente corpus de lieratura científica en humanos y animales que apoya la teoría". "¿Hemos explicado el tinnitus definitivamente? Yo diría que estamos cerca, pero se necesita más trabajo", dice Bauer.
"Podemos buscar los lugares críticos del cerebro implicados e investigar los mecanismos, lo que permitirá desarrollar tratamientos con cirugía o fármacos, o intervenciones que contrarresten esa compensación".

Pero ni siquiera esta explicación es universalmente válida, dado que existen casos en los que el sonido realmente existe.


En un cierto número de pacientes, el tinnitus se relaciona con ruidos producidos por el propio oído, las llamadas emisiones otoacústicas espontáneas.En estos casos, tradicionalmente se habla de tinnitus objetivo, ya que puede escucharse con un estetoscopio y grabarse.
Existen situaciones aún más extrañas: hay personas que son capaces de oír la radio. No como los demás, con un aparato, sino directamente en sus oídos, aunque naturalmente no escuchan la emisión, sino sólo un ruido.

En principio esto parecería imposible; las ondas sonoras son puramente mecánicas, moléculas del aire o del agua que se empujan unas a otras. En cambio, las ondas de radio son electromagnéticas; no necesitan un medio para propagarse, ya que viajan gracias a sus partículas asociadas, los fotones, y por eso pueden transmitirse en el vacío. En resumen, la radio es luz, y nuestros oídos no pueden escuchar la luz.

¿O sí? A comienzos de la década de 1960, experimentos dirigidos por el neurocientífico de la Universidad de Cornell (EEUU) Allan H. Frey revelaron que el oído humano responde a ciertas frecuencias de radio, sobre todo en el rango de las microondas.

El llamado Efecto Frey ha sido bastante estudiado; según el modelo actual, las ondas electromagnéticas no actúan directamente sobre el oído, sino que crean ondas acústicas en los tejidos blandos de la cabeza que se transmiten a través del hueso hasta el sistema auditivo. Pero naturalmente, el Efecto Frey ha sido y es objeto de toda clase de teorías conspirativas sobre control mental.

Fuente: elespanol.comPublicado: 29 de junio/2016