El objetivo del trabajo, publicado en la revista Science Translational Medicine, es mejorar la eficacia de los implantes cocleares, combinándolos con terapia génica. El implante coclear es un transductor de alta tecnología que transforma las señales acústicas en eléctricas que estimulan el nervio auditivo.
Estas señales son procesadas por las diferentes piezas que forman el implante coclear, algunas de las cuales se colocan en el interior del cráneo y otras en el exterior. El dispositivo ayuda a oír a personas afectadas de sordera o con dificultades auditivas. Se diferencia de los audífonos en que se implanta quirúrgicamente y funciona de manera distinta.
En el experimento llevado a cabo con cobayas totalmente sordas, el equipo dirigido por Gary Housley, director del departamento de Neurociencia de la citada Universidad, utilizó un tipo de terapia llamada suministro electrogenético, que emplea campos eléctricos para ubicar con precisión los genes cerca de los electrodos en la cóclea.
Los científicos inyectaron una solución de ADN que contenía el denominado factor neurotrófico derivado del cerebro, una proteína codificada por el gen BDNF, en los implantes cocleares de las cobayas, y aplicaron electrodos para conducir unos pocos pulsos eléctricos cortos a la cóclea.
Según Housley, “a las pocas horas, las células de la cóclea tomaron el ADN y empezaron a expresar neurotrofinas, proteínas que ayudan al desarrollo de las células nerviosas”.Luego los investigadores sometieron a los animales a pruebas auditivas, mediante la técnica de respuesta auditiva del tronco cerebral (ABR), usada habitualmente para este tipo de mediciones en recién nacidos.
Tal como esperaban, observaron una notable mejora en la audición. Animales sordos recuperaron el oído hasta niveles casi normales. Esta técnica podría ayudar en el futuro a mejorar la calidad de la percepción de sonido en los pacientes con implantes.
Y es que, según Housley, “quienes tienen implantes cocleares entienden bien el habla, pero no perciben la riqueza de la gama de sonidos y no suelen disfrutar del placer de la música, por ejemplo”.
Los científicos australianos, que ya están organizando los ensayos de la nueva técnica en clínica, creen que podría emplearse también en combinación con otros dispositivos biónicos como los electrodos usados en estimulación profunda del cerebro para el tratamiento del párkinson y la depresión, entre otros trastornos.
Fuente: muyinteresante.es, Publicado: Martes 24 de noviembre de 2015