Hace dos años, un día que Gail volvía del trabajo, su hija la recibió con un gran beso. De repente, Gail sintió un terrible dolor en la cabeza.
El beso le produjo una pérdida de audición y tinnitus en el oído izquierdo. “La succión del beso descolocó de forma drástica los tres huesecillos interconectados del oído: martillo, yunque y estribo (…).
El beso causó un desprendimiento del estribo del músculo y una respuesta inflamatoria,” explica Levi Reiter, audiólogo que estudia el caso de Gail, en el periódico Newsday de Nueva York.Gail ha recuperado parte de la audición y ahora es capaz de oír frecuencias medias. Sin embargo, sigue sin poder utilizar el teléfono con el oído izquierdo. El médico cree posible que su pérdida de audición y tinnitus mejoren con el tiempo.
Fuente: hear-it.org