Las investigaciones demuestran que el alcohol también puede tener efectos negativos en la capacidad auditiva. Varios estudios demuestran que consumir alcohol en exceso de forma prolongada puede producir daños en la corteza auditiva central del cerebro y puede provocar una reducción del volumen cerebral. Al deteriorarse el cerebro, los nervios auditivos también se ven afectados.
Así, incluso los bebedores moderados corren el riesgo de dañar estos nervios y padecer una pérdida de audición. Investigadores de la Universidad de Ulm en Alemania examinaron los niveles de los potenciales evocados auditivos del tronco cerebral (PEATC) en personas que bebían en exceso y bebedores sociales, para analizar los daños producidos en la parte del cerebro responsable de la audición. Los resultados indicaban que el alcohol afectaba a la capacidad de oír.
Daños reales en el oído
Los investigadores del estudio consideran que el alcohol puede provocar daños cerebrales, sin embargo, la cantidad de alcohol y el tiempo de consumo necesarios para causarlos queda sin determinar.
Por tanto, aunque los oídos pueden seguir funcionando perfectamente, el cerebro deja de ser capaz de procesar los sonidos. Por otro lado, las personas que sufren alcoholismo pueden haber dañado sus oídos internamente. Los elevados niveles de alcohol en el torrente sanguíneo pueden crear un entorno tóxico que deteriore las sensibles células ciliadas de la cóclea en el oído interno. Esta afección se denomina ototoxicidad.
Pérdida de audición de temporal a permanente
Según un estudio británico, el alcohol y el ruido pueden producir pérdida de audición temporal, tanto en conjunto como por separado. Se descubrió que todos los participantes del estudio tenían una pérdida de audición temporal.
Asimismo, los investigadores creen que el consumo regular de alcohol puede provocar una pérdida de audición permanente a largo plazo.
Los investigadores demostraron que la pérdida de audición era más grave cuanto mayor era el consumo de alcohol, al menos temporalmente. Los daños auditivos se veían reflejados, en particular, en la capacidad auditiva para oír sonidos de baja frecuencia como los del habla.
El estudio británico indicaba además que los más afectados eran las personas más mayores y aquellos con un historial de consumo excesivo de alcohol.
Fuentes: hear-it.org, prfire.co.uk, about.com y medicalnewstoday.com