Es necesario prestar atención a una serie de síntomas para diferenciar entre un problema ocasional y menor o si se trata de un vértigo que obedece a causas más graves y profundas, que necesita cuidados médicos.
La cabeza se siente como si estuviera dando vueltas, las piernas parecen no responder, el mundo se mueve a su alrededor, el simple hecho de mantenerse de pie se vuelve un trabajo imposible. Más allá de las molestias que ocasionan, ¿hay motivos para preocuparse por esos síntomas? La respuesta es: depende. Porque existen muchos tipos de vértigo y hay que saber diferenciar su gravedad.
Es necesario prestar atención y cuidado a una serie de síntomas que ayudan a distinguir si se trata de un problema menor, el efecto de un virus o si realmente es víctima de una alteración más grave, como el invalidante síndrome de Ménière, que afecta al oído interno.
Un dolor fuerte, como el ocasionado por un dolor al estómago, por ejemplo, puede provocar un súbito mareo. Es lo que los médicos llaman “falso vértigo”. ¿Es una persona de edad avanzada, que siente vértigo solamente cuando camina?…Probablemente se trata de un trastorno benigno del equilibrio, acentuado por una visión defectuosa.
Navegando en un barco, a bordo de un automóvil o incluso en el tren subterráneo, puede tener una sensación de vértigo provocada por un movimiento brusco de la cabeza. También puede presentarse cuando se está pintando un cielorraso. Casi siempre obedece a un estado psicológico.
¿Siente la alteración al girar bruscamente la cabeza?…Se trata de un vértigo llamado “de posición”. Es molesto, pero sin gravedad y de corta duración. Si después de estar tomando una nueva medicación disminuye la sensación vertiginosa, es necesario consultar al médico para descartar eventuales efectos indeseados, en relación a ciertas sustancias químicas.
Siente un malestar general, sudor y temor a desvanecerse. Este tipo de vértigo transitorio puede relacionarse a un pre-síncope, a menudo provocado por un exceso de ansiedad o de fatiga (hipotensión). Siente la cabeza pesada y experimentan náuseas, pero sin zumbido de oídos ni trastorno auditivo. La sensación de vértigo es tan intensa que no puede estar de pie y necesita acostarse. Puede deberse a un traumatismo, una inflamación o una infección (neuritis vestibular) por virus.
Si a una pérdida progresiva de la audición se agregan los síntomas vertiginosos clásicos: náuseas, vómitos, sudoración, equilibrio inestables, son indicios de la Enfermedad de Ménière, un problema en el oído interno. La percepción del entorno es anormal, los vértigos son recurrentes durante alrededor de una semana y luego desaparecen durante meses.
Consulte sin demora a un especialista, en caso de trastornos visuales, dificultad de palabras o de comprensión, desequilibrio al caminar y dolores severos de cabeza. Las señales pueden estar revelando una patología del sistema nervioso. Se necesitan exámenes complementarios para confirmar el diagnóstico.
Fuente: https://www.elsoldetampico.com.mx