Publicado: Miércoles/4/abril/2018
La pérdida de audición es una afección común asociada con el avance de la edad y la exposición a ruidos muy fuertes, que afecta a dos tercios de los adultos mayores de 70 años.
Sin embargo, la pérdida de audición puede no ser inevitable. Los científicos informan en la revista ACS Bioconjugate Chemistry un nuevo enfoque para la restauración de la audición que proporciona estimulantes del crecimiento celular y la conectividad directamente a las células del oído dañadas.
La pérdida de audición se atribuye a la degradación de las células especializadas del oído interno, incluidas las células ciliadas y las neuronas ganglionares en espiral, así como las conexiones entre estas células.
Estas células se encuentran dentro de la cóclea, el hueso de la oreja en forma de concha que orquesta la audición. La pérdida de sinapsis entre estas células debido a ruidos fuertes o al envejecimiento puede provocar "pérdida de audición oculta" o dificultad para oír en un entorno ruidoso.
También puede conducir al desarrollo de tinnitus, o "zumbido en los oídos". Las moléculas biológicas llamadas neurotrofinas están involucradas en el desarrollo y el cableado adecuado de las células auditivas.
Esto plantea la posibilidad de que el suministro de moléculas, como la 7,8-dihidroxiflavona (DHF), que imitan la actividad de las neurotrofinas, al oído interno podría devolver a las células dañadas a una acción auditiva.
La entrega es un problema, ya que las moléculas terapéuticas tienden a ser rápidamente expulsadas por los fluidos del oído interno. Entonces, David H. Jung, Charles E. McKenna y sus colegas querían ver si atar el DHF a otra molécula, una que se adhiere al hueso, podría anclar la actividad terapéutica a la cóclea el tiempo suficiente como para potencialmente restaurar la audición.
Los investigadores diseñaron y sintetizaron una molécula que combina DHF y bisfosfonato, que se adhiere al hueso, y luego probaron su actividad neurotrófica. En cultivos celulares, la molécula combinada se une al mineral óseo, mientras que mantiene la capacidad de estimular el crecimiento de la neurona del ganglio espiral.
Esta nueva molécula también regeneró sinapsis en el tejido del oído interno del ratón que había sido dañado. El trabajo futuro probará el potencial de la molécula en modelos animales de pérdida auditiva.
Fuentes: www.news-medical.net, https://www.acs.org