Un estudio comprueba que múltiples factores influyen en el tratamiento de los estímulos sonoros. Un estudio realizado en EE.UU. ha comprobado que múltiples factores influyen en nuestra capacidad para procesar los sonidos, una de las más complejas que realiza el cerebro, por lo que es una buena medida de su salud.
Las personas que tocan música de forma "amateur" pueden oír mejor entre el ruido que los que no la tocan, y la pobreza y el nivel educativo de la madre también pueden afectar a la capacidad auditiva del niño.
La profesora de la Universidad Northwestern (Illinois, EE.UU.) Nina Kraus ha arrojado luz sobre una de las tareas más complejas del cerebro, dar sentido a los sonidos, durante la reciente conferencia Muros que caen (Falling Walls) en Berlín.
Esta reunión anual presenta descubrimientos significativos o "avances" de 20 de los principales científicos y líderes sociales del mundo pertenecientes a una amplia gama de campos. Durante su charla de 15 minutos, Kraus explicó cómo fue capaz de resolver un problema importante creando una nueva forma de medir lo que ocurre en el cerebro cuando se procesa el sonido.
"Los sonidos de nuestras vidas cambian nuestro cerebro", explica Kraus, inventora, música aficionada y directora del Laboratorio de Neurociencia Auditiva de Northwestern en la Facultad de Comunicación. "En nuestro laboratorio, investigamos cómo nuestra vida sonora cambia el cerebro."
Para medir la respuesta del cerebro al sonido, los investigadores canalizan el habla o la música directamente en los oídos de los voluntarios. Luego, los científicos miden la electricidad creada por el cerebro mientras traduce el sonido, a través de sensores conectados a la cabeza de los participantes.
Los resultados de una serie de estudios con miles de participantes, desde recién nacidos hasta personas de 90 años, sugieren que la capacidad del cerebro para procesar el sonido está influida por todo, desde la reproducción de música y el aprendizaje de un nuevo idioma al envejecimiento, los trastornos del lenguaje y la pérdida de la audición, explica la información de Northwestern.
Los estudios indican que durante toda la vida, las personas que tocan música de forma activa (como hobby) pueden oír mejor entre el ruido que los que no la tocan. El trabajo de Kraus también sugiere que la pobreza y el nivel educativo de la madre pueden afectar a la capacidad del niño para procesar las partes esenciales del sonido.
"Somos capaces de ver cómo procesa el cerebro ingredientes esenciales del sonido, que tienen sus raíces en el tono y el ritmo y el timbre", explica Kraus en Falling Walls. "Una mesa de mezclas es una buena analogía. Es una sintonización muy fina".
La nueva capacidad de medir el procesamiento del sonido en el cerebro ha dado lugar a otros descubrimientos importantes en neuroeducación por parte de Kraus y su equipo, que han llevado a cabo estudios en escuelas, centros comunitarios y clínicas.
Fuente: tendencias21.net