El ruido también deja sordas a las moscas

La mosca de la fruta es perfecta para estudiar la audición de los seres humanos, aun cuando estos insectos utilizan su antena para escuchar.

Un grupo de investigadores de la Universidad de Iowa ha estudiado la sensibilidad auditiva de la mosca de la fruta, tras exponer a estos insectos a un elevado tono sonoro de 120 decibelios.


En el estudio se descubrieron grandes similitudes entre la audición de estos pequeños insectos y los seres humanos, lo que les hace ideales para el estudio.

Los resultados obtenidos pueden servir para comprender plenamente los factores que intervienen en la pérdida de audición inducida por ruido, y encontrar la forma de aliviar los efectos de los traumas acústicos en el futuro.

La pérdida de audición inducida por ruido es un problema de salud costoso y en aumento. Puede suponer un reto para las generaciones futuras, tanto en edad de jubilarse como entre los jóvenes que escuchan música a todo volumen en sus cascos y se exponen a niveles excesivos de ruido en conciertos.

Recuperación auditiva 

La mosca de la fruta “escucha” con una antena en lugar de oídos. Aun así, si esta mosca se expone a un ruido fuerte sufre las mismas consecuencias que los seres humanos.

En el estudio, los insectos estuvieron expuestos a un sonido de 120 decibelios, lo que equivale a la exposición sonora que se puede experimentar en un concierto de rock. Los investigadores midieron la reacción auditiva de las moscas mediante la inserción de pequeños electrodos en sus antenas.

Las moscas de la fruta que estuvieron expuestas a este nivel sonoro tenían una audición mermada en comparación con el grupo de moscas de control. Una semana más tarde, se volvió a evaluar su capacidad auditiva y habían recuperado los niveles de audición normales.

El oído humano 

La composición molecular del aparato auditivo de la mosca común es prácticamente la misma que la de las personas. Lo que permite que este insecto sea un modelo ideal para estudiar la pérdida de audición en humanos.


Este estudio puede ser un punto de partida para investigar las condiciones moleculares y genéticas que resultan de la pérdida de audición inducida por ruido. Los investigadores confían en poder aprender acerca de las vía genéricas de cambio en respuesta a la pérdida de audición por ruido, además de cómo las modificaciones en estas vías podrían reducir los efectos de los traumas acústicos.

Fuente: hear-it.org, medicalexpress.com