La pérdida de audición en niños no obedece únicamente a la exposición frecuente a ruidos. Si bien se trata de un factor de riesgo común, sobre todo en época festiva como la actual, otros problemas inciden en este trastorno.
Factores relacionados con el embarazo y el nacimiento pueden afectar la capacidad auditiva de un pequeño. La preeclampsia y la ingesta de ciertos medicamentos durante la gestación, por ejemplo, elevan la probabilidad de que el niño nazca con hipoacusia. El bajo peso al nacer y la prematuridad, también.
Por eso, según el audiólogo Ángel Joel Soriano, se recomienda evaluar a los niños lo más temprano posible. “Si intervenimos temprano”, explica el especialista, “hay grandes oportunidades de que un bebito pueda hablar aunque tenga un problema auditivo”.
Tronar los dedos cerca del bebé, vieja práctica implementada por algunos pediatras, no bastaba para evaluar el sentido del oído. Existía la posibilidad de que el chiquillo reaccionara a un reflejo visual -no al sonido- trayendo como resultado un falso positivo.
Entonces sucedía que muchos niños venían con problemas de audición y los padres no se daban cuenta hasta el tercer o cuarto año de vida, cuando hay poco que hacer”, advierte Soriano.¿Cómo se realiza la evaluación?
La evaluación de la audición, que mide las otoemisiones acústicas o emisiones otoacústicas producidas por el oído interno, puede realizarse desde que el niño nace. El especialista coloca en el oído un pequeño domo que se conecta a un aparato y emite un tono con el objetivo de estimular el oído interno. El mismo aparato determina si hay estímulo o no. De haberlo, el sentido del oído funciona.
Señales que delatan la pérdida auditiva
¿Tiene tu hijo entre 18 y 24 meses de edad pero aún no pronuncia ninguna palabra? ¿Parece constantemente distraído? ¿No reacciona cuando lo llamas ni ante ruidos fuertes y repentinos? ¿Escucha la radio o la televisión a un volumen muy elevado siempre? ¿Nació prematuro o con bajo peso?
Estas señales pueden indicar una disminución en su capacidad auditiva y la necesidad de someterlo a una evaluación. Mientras más temprano se realice el examen, más posibilidades hay de ayudar al pequeño. No obstante, muchos padres buscan asistencia muy tarde. Argumentan que cada niño se desarrolla a su propio ritmo, o consideran que sus hijos escuchan mas no entienden.
Esas reflexiones no son del todo incorrectas, comenta el audiólogo Ángel Joel Soriano; sin embargo, “pueden influir, e influyen mucho, para que un padre no tome la decisión de examinarlo a tiempo”. En el caso de bebés prematuros o con bajo peso al nacer, el especialista que colabora con la fundación Oír para Vivir sugiere no esperar a que se presenten las señales.
Si fue prematuro o nació bajo peso, mejor no espero; se lo hago de una vez (el estudio) y así descarto el problema”, expresa.Soluciones como los audífonos e implantes cocleares en bebés con una pérdida moderada o severa del oído los ayuda a desarrollar el lenguaje. Lamentablemente, los audífonos de calidad tienen un alto costo y, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la producción mundial de estos aparatos satisface menos del 10 % de la necesidad mundial.
Soriano, formado como técnico audiólogo por la organización australiana Ears Inc., señala que un bebé que no habla correctamente (que tiene un habla distorsionada o simplemente no emite palabra) suele no escuchar bien. Pero la discapacidad auditiva puede desarrollarse a cualquier edad. No solo los pequeños corren el riesgo de padecerla.
Ruido e hipoacusia
Enfermedades, infecciones, traumatismos, ruidos y el envejecimiento y la herencia familiar son causa de sordera. En el caso de la hipoacusia generada por ruido, influyen dos factores: la intensidad del sonido y la frecuencia con que te expongas a este.
Cuando te sometes a una presión sonora superior a 90 decibeles, durante un par de horas, corres el riesgo de sufrir un daño permanente que no se corrija ni con medicamentos ni con cirugía, el tipo de medidas que solo puede aplicar un médico otorrino.
Para que te hagas una idea, la bocina de un carro produce un sonido de al menos 85 decibeles. Más de ocho horas sometido a un sonido equivalente a este resulta nocivo, advierte Soriano, quien presta servicios en el Centro Médico Moderno y el Centro Médico Vista de Jardín.
Herreros, mecánicos, conductores de vehículos pesados, carpinteros y, en general, personas que trabajan con maquinarias que emiten mucho ruido tienen riesgo de sufrir hipoacusia y deben proteger sus oídos con tapones o audífonos que amortigüen el ruido. Además, dice el técnico en audiología, tienen que someterse a una evaluación anual para conocer su estado.
Zumbidos (un problema conocido como tinnitus) y mareos o vértigo se encuentran entre los síntomas que delatan la pérdida auditiva. Síntomas más conocidos incluyen dificultad para distinguir ciertos sonidos y para seguir las conversaciones.
Comportamiento y Emociones
El oído te ayuda a desarrollar el habla en la infancia, te advierte de la presencia de algún peligro y te permite comunicarte. La disminución en la agudeza de este sentido altera el desarrollo normal de la vida.
El audiólogo Ángel Joel Soriano señala que esa alteración se manifiesta de formas diferentes. Un niño se frustrará al no poder comunicarse de forma adecuada y eso generará en él ansiedad, intranquilidad y falta de atención. Un anciano, en tanto, se aislará y evitará ambientes que lo hagan sentir frustrado.
Uso de auriculares
Algunos dispositivos móviles te advierten del daño potencial de subir demasiado el volumen cuando usas auriculares. Y más vale que hagas caso. Al sobrepasar el nivel recomendado hay posibilidad de experimentar pérdida auditiva, indica Soriano.
Recalca que el daño no depende del tipo de audífono que emplees, sino del volumen del sonido y el tiempo durante el cual te expongas a este. No obstante, auriculares que aíslen el ruido del entorno te permiten disfrutar la música a un volumen más bajo.
El año pasado, al lanzar su campaña “¡Escuchar sin riesgos!”, la OMS informó que al menos 1,100 millones de jóvenes presentaban riesgo de sufrir pérdida de audición debido a prácticas auditivas perjudiciales.
La gripe y la exposición súbita a ruidos fuertes provocan una disminución transitoria de la agudeza auditiva. En el primer caso, explica Soriano, el cúmulo de secreción y mucosidad se aloja detrás del tímpano impidiendo que el sonido viaje correctamente dentro del canal del oído.
Fuente: www.listindiario.com