Prevención y buena rutina de aseo evitan afecciones en oídos

A sus 73 años, Pilar empezó a sentir un zumbido leve en el oído derecho y algo de hipoacusia (sordera). No le prestó mucha atención, hasta que meses después, la molestia se volvió tan fuerte y frecuente, que le provocaba desesperación y le dificultaba dormir. 

Ella acudió a la consulta de una otorrinolaringóloga, quien le diagnosticó tinnitus, un problema auditivo común, en su caso, generado por un tapón de cerumen, derivado de la mala utilización de hisopos. Ella creía que si a mayor profundidad empujaba los cotonetes para sacar la cera de los oídos, más limpios quedarían.


Pero lo que hizo fue  acumularla en el canal y, además, dejó rezagos de algodón que con el tiempo también le generaron una infección. Con varias sesiones de lavado del oído y el suministro oral de medicamentos la molestia desapareció y Pilar empezó a usar con precaución los hisopos.

Los problemas causados por el  tapón de cerumen es uno de los más comunes en las consultas médicas, afirman Dina De la Cruz, encargada del área de Otorrinolaringología del Hospital Universitario de Guayaquil y Carlos Cevallos, médico tratante de la Unidad Técnica del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Teodoro Maldonado Carbo del IESS,  en Guayaquil.

De la Cruz advierte que existe una manipulación errada en el oído. “La cera que se produce en su interior lo lubrica  y cuida de infecciones. Al ingresar el cotonete para retirarla, lo desprotegemos de las afecciones externas o gérmenes”. 
En esa acción, además, involuntariamente la persona empuja y acumula la sustancia oleosa hacia la parte posterior del conducto auditivo y provoca un tapón de cerumen, ‘afección común por el uso indiscriminado del hisopo’.

Esto también produce otitis externa bacteriana o micótica, dolor y sordera. La limpieza debe realizarse en la parte externa y no ingresar objetos extraños ni aplicar medicamentos. Ante cualquier síntoma es preferible acudir al especialista que tras un chequeo prescribirá el tratamiento correcto. “A mi consulta llegan personas que se introducen en los oídos lápices, alambres, papeles o plumas de aves que tienen bacterias y hongos que causan infecciones severas e inflamación completa de toda la oreja, dolor intenso y hasta fiebre”.

El servicio de Otorrinolaringología del Hospital Universitario atiende un aproximado de 400 pacientes al mes. De ellos, el 50% acude por afecciones óticas agudas o crónicas, desde una otitis externa y media o hipoacusia. El otro 50% son afecciones de tipo nasales o faríngeas provocadas por gripe y que son más comunes en los niños. Se sugiere la necesidad de prevenir la influenza con la vacuna y correcta alimentación con productos que tienen vitamina C. El grupo infantil también es afectado por malformaciones congénitas, como agenesias de pabellón o conducto y por el uso de fármacos durante el embarazo.

De la Cruz señala que en época de vacaciones, cuando más niños y adultos van a la piscina, al mar y a los ríos, llegan pacientes con infecciones provocadas por el ingreso de agua contaminada en los oídos. Cevallos explica que esa agua humedece el canal del oído y genera la proliferación de agentes infecciosos como hongos y bacterias.

Agrega que al ser higroscópica la cera, absorbe la humedad y la agranda. Recomienda la aplicación de tres gotas de glicerina, cada cuatro horas, durante tres días, en un mes, para evitar que se forme el tapón y ayudar a la salida del cerumen. “La extracción es fundamental para aclarar la audición y evitar la manipulación y entrada de hongos”. En el hospital del IESS, a nivel de emergencia en consulta por oídos, el 60% se da por tapón de cerumen, causa que disminuye al 40% en consulta externa.


Entre ellas, señala el trauma acústico que presentan quienes trabajan en construcciones y en donde el ruido supera los 80 a 90 decibeles. Otro mal frecuente en los oídos son los microtraumatismos  por el uso indiscriminado de audífonos. La clave es la prevención. Por eso es preferible evitar exponerse a ruidos fuertes y si lo hace, utilizar protección que los atenúan entre 20 a 40 decibeles. (I)

“De ahí siguen otras patologías como  la otitis media crónica, con 30% a 40%, y otras, según la edad del paciente”. Entre ellas, señala el trauma acústico que presentan quienes trabajan en construcciones y en donde el ruido supera los 80 a 90 decibeles. Otro mal frecuente en los oídos son los microtraumatismos  por el uso indiscriminado de audífonos. La clave es la prevención. Por eso es preferible evitar exponerse a ruidos fuertes y si lo hace, utilizar protección que los atenúan entre 20 a 40 decibeles.

Fuente: www.eltelegrafo.com.ec
Nota original: http://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/sociedad/4/la-prevencion-y-una-buena-rutina-de-aseo-evitan-afecciones-en-oidos, Publicado: Jueves, 30 de marzo, 2017