Pérdida de audición provocada por el ruido es irreversible

La pérdida de la audición se refiere a la incapacidad de oír, bien sea total o parcial. La pérdida total de la audición en uno o ambos oídos se denomina sordera.

Los defectos de audición pueden ser hereditarios o estar causados por infecciones durante el embarazo, algunas complicaciones del parto, ciertas enfermedades infecciosas como la meningitis, el uso de medicamentos ototóxicos, la exposición a ruidos o sonidos excesivos y el envejecimiento.


La exposición a sonidos fuertes, independientemente de su duración, provoca cansancio en las células sensoriales auditivas, lo que da lugar a una pérdida temporal de audición o acúfenos (sensación de zumbido en los oídos).

Cuando se trata de sonidos muy fuertes o la exposición se produce con regularidad o de forma prolongada, las células sensoriales y otras estructuras pueden verse dañadas de forma permanente, lo que ocasiona una pérdida irreversible de audición.

La predisposición genética, las enfermedades como la diabetes y la exposición al humo del tabaco aumentan el riesgo de sufrir pérdida de audición por el ruido. La pérdida de audición provocada por el ruido puede tener efectos en muchos aspectos de la vida, como el desarrollo social, educativo y capacidad para el trabajo. Los niños y los adultos que viven en entornos ruidosos pueden padecer un mayor estrés psicológico y ansiedad.

En los niños pequeños, la pérdida de audición provocada por el ruido afecta negativamente a la adquisición del lenguaje y el aprendizaje. La exposición crónica al ruido en el aula puede dificultar el rendimiento académico en áreas como la capacidad lectora, la comprensión, la memoria a corto y largo plazo y la motivación.

Una protección auditiva insuficiente cuando se realizan actividades como ver partidos de fútbol o escuchar música a un volumen elevado durante la adolescencia puede originar pérdida auditiva y considerables dificultades de comunicación en etapas posteriores de la vida.

La utilización de auriculares para escuchar música también puede entrañar otros peligros. Por ejemplo, su utilización al caminar por la calle o al montar en bicicleta reduce la percepción auditiva y aumenta la probabilidad de quien los utiliza de ser atropellado por un vehículo.


La audición es una facultad muy valiosa, y los daños auditivos provocados por el ruido excesivo son irreversibles. La pérdida de audición merma la calidad de vida de las personas afectadas y aumenta el costo de la atención sanitaria para la sociedad. La pérdida de audición provocada por el ruido es prevenible, por lo que se deben invertir más esfuerzos en evitarla.

Fuente: runrun.es