"Teníamos que gritarnos unos a otros para oírnos. No se podía oír el teléfono," dice Regina, madre soltera de unos 45 años. El estrés del ruido se sumaba al estrés de intentar hacer su trabajo concienzudamente. De repente, todo estalló en forma de un pitido agudo en uno de sus oídos.
Regina pensó que se le pasaría como le había ocurrido en otras ocasiones, pero esta vez no fue así. "Pronto me di cuenta de que algo iba mal. Sentía los sonidos demasiado altos y demasiado agudos, y no podía entender nada," explica Regina.
El diagnóstico era inequívoco según su otorrinolaringólogo, tenía pérdida de audición súbita. Le puso unas inyecciones y le sugirió que se diera de baja por enfermedad durante una semana. Sin embargo, en lugar de relajarse y descansar, volvió al trabajo al cabo de tres días.
La presión fue muy grande. Regina pago el precio por ello, sufriendo de nuevo pérdida de audición súbita. Entonces comprendió claramente que no podría continuar así. Sin embargo, después de 5 días de tratamiento con el especialista y de romper con su trabajo, su audición no volvió a ser nunca normal.
Tenía una pérdida de audición permanente de altas frecuencias, además de un tinnitus grave y agudo. "Cuando mi día laboral acababa, todo lo que me apetecía era ira a casa para relajarme y descansar," dice Regina. Tener paz y tranquilidad era la mejor terapia. Simplemente quería estar sola para no tener que hablar con nadie. Pero pasó muy malos momentos teniendo que acostumbrarse al nuevo compañero de su oído.
Cuando no había ningún ruido, el de mi oído me volvía loca. Era incapaz de dormirme. Era hipersensible a los sonidos y me irritaba con facilidad," explica Regina.En su desesperación, Regina acudió al médico para obtener consejo, pero sólo le dijo que se tenía que acostumbrar al ruido. Cuando estaba hundida, el médico le sugirió que fuese a ver a un psiquiatra.
"No pude soportarlo más, y la forma en que se quería librar de mi me enfadó mucho. Ni siquiera me dio un folleto sobre los grupos de terapia del tinnitus de mi localidad, a pesar de que tenía un montón de ellos en su despacho," cuenta Regina.
Regina entró en la fase de buscar ayuda y comprensión sobre su afección. Contactó con una de las asociaciones de tinnitus más importantes de Alemania, solicitando plaza para el grupo de ayuda de tinnitus agudo sin éxito.
La oferta llegó cuatro semanas tarde. Llegó con una recomendación, ¡que fuera a visitar a mi médico! La información para el grupo de apoyo estaba disponible sólo para los miembros que pagaban una alta cuota. No estaba dispuesta a pagar sin saber lo que iban a ofrecerme a cambio," explica Regina.Se enteró por casualidad de la existencia de un grupo de apoyo en su localidad, Neumünster. Después de una charla con la persona de contacto del grupo, Detlef Fischer, decidió asistir a la siguiente reunión. Allí, sintió por fin que le estaban tomando en serio. Alentada por la experiencia, encontró las fuerzas para superar el día a día.
"En algún momento me di cuenta de que había superado demasiadas cosas en mi vida, por lo que no estaba dispuesta a dejarme vencer por ese ruido constante. Mi nueva actitud hizo que fuera mucho más fácil aguantar el ruido de mi oído." En vez de encerrarse en sí misma, Regina se aferró a la vida y trabajó para sacar lo mejor de su situación. Se apuntó a un grupo de lectura y entretenimiento.
Se reúne con los miembros del grupo para leer, jugar a las cartas y otros juegos de mesa. Se unió al coro de gospel, lo que le permite olvidarse de su tinnitus por un par de horas. Además, encontró un nuevo trabajo. Regina ha tenido otra pérdida de audición súbita en el otro oído, pero ya no se deja abatir por ello. "Ahora simplemente oigo el tinnitus en estero," bromea Regina.
Su pérdida auditiva leve ya no le causa problemas. "La pérdida de audición de altas frecuencias no es tan mala como para usar audífonos en este momento, pero me los pondré si empeora. "El tinnitus no ha vencido a Regina, no la ha derrotado. Pero hay además otra razón para su victoria, la persona de contacto del grupo de apoyo, Detlef Fischer, fue amor a primera vista desde su primer encuentro. El sentimiento fue mutuo.
Ahora son pareja y comparten el puesto de persona de contacto para el grupo de apoyo. "Cuando el ruido se hace insoportable, pienso en el hombre con el que ahora vivo, entonces pienso que el ruido ha merecido la pena, ya que por él encontré el amor. Lo llamo mi recompensa por enfermedad. Habremos perdido el silencio, pero hemos ganado amor," dice Regina con una gran sonrisa.
Fuente: hear-it.org