El insomnio, la inseguridad, el cansancio, la falta de concentración y las preocupaciones excesivas, son algunos de los síntomas de esta enfermedad. Cuando la ansiedad forma parte de tu vida, comienzas a tener dificultades para realizar tus actividades diarias, sientes un temor sin razón aparente y además, como tu cuerpo permanece en un estado de alerta constante, te resulta casi imposible descansar.
Lo cierto es que es posible vivir sin ansiedad, pero muchas veces la solución depende de nosotros mismos. Por eso te presentamos 10 cambios que puedes hacer tú mismo para que poco a poco puedas eliminarla de tu vida:
1. Deja de quejarte: Mientras más te quejas, más atención le prestas a tus pensamientos y haces que crezca tu ansiedad. Si te la pasas todo el tiempo quejándote de lo que te pasa no podrás enfocar tu mente a encontrar la mejor solución a tus problemas, porque estás concentrándote en preocupaciones inútiles. Las quejas no te permiten distinguir entre lo que está en tus manos para sentirte mejor y lo que no depende de ti. Identifica qué es lo que puedes hacer para que vivas menos preocupado y comienza a estar más atento a tu presente, de esta forma podrás ver todas las oportunidades que la vida te va presentando.
2. No te justifiques: Cuando justificas tus miedos, sólo le estás dando excusas a los demás de por qué no te atreves a enfrentarlos. Solo tú puedes decidir lo que es bueno para tu vida y lo que no. No tienes que dar razones a nadie ni mucho menos debes sentirte obligado a dar una explicación. Tú decides cuando es el momento para encarar tus miedos y vencerlos.
3. No evites el miedo: Una cosa es que decidas cuándo es momento de vencer tus miedos y otra es evitarlos. Cada vez que huyes de tus miedos, te sentirás menos capaz de enfrentar situaciones comunes que otras personas si pueden. Y no es que seas menos capaz o carezcas de ciertas habilidades para resolver tus problemas personales, solamente estás evitando el miedo. Cuando enfrentas tus temores descubres todas esas habilidades que no creías que tenías, además de que comienzas a reforzar la seguridad en ti mismo y tu autoestima.
4. Deja de pensar en las consecuencias de dar el primer paso: Es cierto, la vida no es fácil y siempre vas a tener que lidiar con problemas y situaciones difíciles. Pero tampoco puedes detenerte a alcanzar tus objetivos por miedo al “qué pasará”. No tengas miedo a equivocarte. Los errores forman parte del aprendizaje y te ayudan a crecer como persona.
Pensar en las consecuencias de lo que te puede pasar en el futuro, solo hace que tu ansiedad aumente. Cuando pierdas el miedo a equivocarte, también perderás esa ansiedad que no te deja dar el primer paso. Recuerda que cometer errores no es malo, de hecho debes equivocarte aunque sea una sola vez en tu vida para poder aprender.
5. Deja de temer a lo que te atormenta: Tus miedos y preocupaciones no tienen por qué definir quién eres. Lo que de verdad te define son las acciones. Pensar todo el tiempo que algo malo te va a pasar no sirve para alejarte de los peligros, al contrario, los provoca. Mientras más miedo tengas a las desgracias que te pueden suceder, tu cerebro prestará atención a todo lo negativo y no podrás ver las cosas buenas de la vida. Haz lo que más te guste y deja de temer a esos pensamientos negativos. Si bien no siempre vas a poder anticiparte a los peligros, si puedes aprender a defenderte de ellos y salir delante de los problemas.
6. Deja de checarte: Cuando tienes un episodio de ansiedad, te preocupa la forma en la que reacciona tu cuerpo. Puedes terminar en el consultorio y el doctor te regresa a casa diciéndote que no tienes nada y que estás sano. Sentir palpitaciones en el pecho, mareos, náuseas o tener la sensación de que te falta el aire son síntomas que cualquier persona con ansiedad suele experimentar cuando es víctima de sus propios pensamientos. Olvídate de ir con el doctor y deja de ver el mundo como una amenaza. En automático notarás como esas molestias en tu cuerpo se van y empezarás a sentirte cada vez mejor.
7. No te preocupes de más: Preocuparte de más solo te hace pasar por un sufrimiento que no necesitas. Pensar todo el tiempo en “que pasaría sí…” no te convierte en una persona más responsable o perfecta, al contrario, dejas ver que tus miedos son más grandes de lo que en realidad son. Deja de prestar atención a esas preocupaciones inútiles que no dependen de ti y mejor ríete de lo que no te puedes ocupar. Tomar con humor lo que no está en tus manos te ayudará a sentir que tienes el control de la situación.
8. No hables de tu ansiedad con todo el mundo: Hablar de cómo la ansiedad afecta tu vida con personas que no están pasando por lo mismo, lejos de ayudarte puede hacerte sentir peor después de la conversación, porque ellos no van a entender tu problema y mucho menos te van a dar una solución. Pero eso no quiere decir que no hables de ello con nadie. Puedes buscar apoyo con un especialista o platicar con alguien que haya pasado por tu situación.
9. Vive: No permitas que tus pensamientos y emociones te hagan que dejes de vivir tu vida. No dejes de hacer lo que más te gusta porque te sientes triste, ni tampoco permitas que el miedo te impida intentar cosas nuevas. Las emociones forman parte de la vida. Aprender a lidiar con ellas te ayuda a madurar y a crecer como persona. Las experiencias de la vida te irán enseñando cómo debes manejarlas tanto en situaciones buenas como malas, para que puedas tener una vida más plena.
10. No le des más atención a la ansiedad: Deja de darle valor a la ansiedad y comienza a enfócate en tus prioridades. Pregúntate qué es lo que quieres y ve por ello. Si tienes ganas de comer lo que más te guste, hazlo; si quieres encontrar un mejor trabajo, sal y búscalo. Deja de prestarle atención a tu ansiedad y empieza a preocuparte por ti mismo. Mientras más te concentres en lo que quieres, menos tiempo tendrás para prestarle atención a todos esos temores y pensamientos negativos que te provocan ansiedad.
Fuentes: mentalive.mx, Huffington Post
5. Deja de temer a lo que te atormenta: Tus miedos y preocupaciones no tienen por qué definir quién eres. Lo que de verdad te define son las acciones. Pensar todo el tiempo que algo malo te va a pasar no sirve para alejarte de los peligros, al contrario, los provoca. Mientras más miedo tengas a las desgracias que te pueden suceder, tu cerebro prestará atención a todo lo negativo y no podrás ver las cosas buenas de la vida. Haz lo que más te guste y deja de temer a esos pensamientos negativos. Si bien no siempre vas a poder anticiparte a los peligros, si puedes aprender a defenderte de ellos y salir delante de los problemas.
6. Deja de checarte: Cuando tienes un episodio de ansiedad, te preocupa la forma en la que reacciona tu cuerpo. Puedes terminar en el consultorio y el doctor te regresa a casa diciéndote que no tienes nada y que estás sano. Sentir palpitaciones en el pecho, mareos, náuseas o tener la sensación de que te falta el aire son síntomas que cualquier persona con ansiedad suele experimentar cuando es víctima de sus propios pensamientos. Olvídate de ir con el doctor y deja de ver el mundo como una amenaza. En automático notarás como esas molestias en tu cuerpo se van y empezarás a sentirte cada vez mejor.
7. No te preocupes de más: Preocuparte de más solo te hace pasar por un sufrimiento que no necesitas. Pensar todo el tiempo en “que pasaría sí…” no te convierte en una persona más responsable o perfecta, al contrario, dejas ver que tus miedos son más grandes de lo que en realidad son. Deja de prestar atención a esas preocupaciones inútiles que no dependen de ti y mejor ríete de lo que no te puedes ocupar. Tomar con humor lo que no está en tus manos te ayudará a sentir que tienes el control de la situación.
8. No hables de tu ansiedad con todo el mundo: Hablar de cómo la ansiedad afecta tu vida con personas que no están pasando por lo mismo, lejos de ayudarte puede hacerte sentir peor después de la conversación, porque ellos no van a entender tu problema y mucho menos te van a dar una solución. Pero eso no quiere decir que no hables de ello con nadie. Puedes buscar apoyo con un especialista o platicar con alguien que haya pasado por tu situación.
9. Vive: No permitas que tus pensamientos y emociones te hagan que dejes de vivir tu vida. No dejes de hacer lo que más te gusta porque te sientes triste, ni tampoco permitas que el miedo te impida intentar cosas nuevas. Las emociones forman parte de la vida. Aprender a lidiar con ellas te ayuda a madurar y a crecer como persona. Las experiencias de la vida te irán enseñando cómo debes manejarlas tanto en situaciones buenas como malas, para que puedas tener una vida más plena.
10. No le des más atención a la ansiedad: Deja de darle valor a la ansiedad y comienza a enfócate en tus prioridades. Pregúntate qué es lo que quieres y ve por ello. Si tienes ganas de comer lo que más te guste, hazlo; si quieres encontrar un mejor trabajo, sal y búscalo. Deja de prestarle atención a tu ansiedad y empieza a preocuparte por ti mismo. Mientras más te concentres en lo que quieres, menos tiempo tendrás para prestarle atención a todos esos temores y pensamientos negativos que te provocan ansiedad.
Fuentes: mentalive.mx, Huffington Post